DESIERTO
PAMPA TRAVIESA Y OTRO SUELO/ MEXICO-ARGENTINA

Quien se exilia, el extranjero que parte, no importa de que tierra, se lleva consigo la ciudad habitable. Quien se pierda adentrándose en el desierto, quizás porte la fatalidad de nuevos encuentros que se abaten con tanta gratuidad. Allí está el desierto, que no es como los humanos sedentarios creen, el abandono absoluto al vacío, sino el lugar habitado por las multiplicidades intensivas, parajes de manadas que los humanos no se atreven ni siquiera a ver. En el mundo del nomadismo no existe encuentro que no sea político.  Desertar, es decir, negarse a lo que hay de humano en nosotros. Irse al desierto, arrojarse, dejarse caer, precipitarse a los devenires alegres.  Desertar supone irse al desierto, significa reconciliarse anacoréticamente con la soledad. Irse al desierto es menester para crear vacuolas de soledad y silencio, para tener, al fin, algo que decir, para poder hacer de nuestros cuerpos máquinas de guerra sediciosas.


Domingo 30 de noviembre
Antiguo hospital civil de Tampico
4 pm