El festival “Teatro para el fin
del mundo” llega al final de su segunda emisión. Es por medio del teatro, que
hemos comprendido un sistema de resistencia frente a la violencia y sus
alcances en la vida diaria de las ciudades del país. Es por medio del teatro
que se ha fundado otra alternativa para negociar la realidad depositada en la
ruina de estos espacios que entablan un discurso de la sobrevivencia con el
olvido. Este año el proyecto amplia su territorio de intercambio,
aperturando su programa de residencias artísticas para creadores, en
el contexto que comprende la investigación y tratamiento de espacios marcados
por el desastre y asimilados en un laboratorio de riesgos en el discurso que
implican sus poéticas. Este año esta ciudad continua siendo escenario del
destierro y la militarización, mientras dieciocho compañías de México,
Colombia, Chile y Argentina han intervenido hospitales, casas, fábricas,
edificios, bodegas, cines, iglesias, escuelas, cuarteles militares y aviones en
abandono, contando con un programa de entrenamiento continuo, mesas
de discusión, exposiciones, conferencias, laboratorios y talleres. Gracias
a todos los que han hecho de este fin del mundo, el principio de otro en la
escena.
